LA SEMILLA
Cuando tienes una semilla en tu mano, depende de los ojos con que la mires para que veas algo más.
Semilla, es sólo una semilla, pequeña e insignificante, posible objeto de desprecios.
Pero tú puedes ver algo más, puedes activar los ojos del espíritu, los ojos de la fe, y ver en esa semilla un gran árbol con mucho fruto.
Entonces decides plantarla, regarla, cuidarla ... pero aun así, sigues sin ver lo que es. Pero esperas, esperas en fe porque sabes lo que un día viste en tu mano y que se cumplirá si sigues esperando.
Pasan las semanas y los meses, y un día te das cuenta de que ves asomarse una ramita verde.
¡Qué bendición!
Para el que no la tuvo en su mano, para el que no trabajó, para el que no esperó no es nada. Pero para tí, oh para tí es tu fruto!
Y aun crecerá más. Lo sabes, tú lo sabes, y por eso decides cuidarla más para que esa ramita se convierta en un gran tronco, fuerte, resistente... un árbol que lleve mucho fruto.
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De este texto he hecho un vídeo. Puedes verlo aquí: www.youtube.com/watch?v=EbA3jDJlNV0