Acantilado, balón, niño
Tres palabaras y ya se masca la tragedia; acantilado,balón, niño.
Hace un par de días salí a dar un paseo por una zona preciosa con algunos amigos. El lugar no es el apropiado para llevar un balón pero los niños no entienden de lugares idóneos, ellos solo lo llevan y ya. En un momento en el que estábamos observando la belleza del paisaje la pelota de Josué comenzó a rodar rumbo al acantilado y si, él iba corriendo detrás... ¡Qué susto! Le gritamos que dejara de correr y la pelota llegó un momento en que también se paró. Josué iba todo decidido a cogerla pero yo tenía miedo por si resbalaba. En esas zonas no es extraño que haya rocas sueltas y por supuesto el suelo no es seguro.
Le dije que me esperara, que yo lo agarraría y le ayudaría a recuperar el balón. En la foto la verdad es que no se aprecia mucho el peligro pero allí si que imponía un poco más y más teniendo en cuenta que nunca sabes lo que puede pasar; un resbalón y ya tenemos el susto en el cuerpo. En realidad me daba miedo que la pelota se moviera un poquito y que poco a poco Josué se fuera confiando.
Yo ni siquiera sabía que nos estaban haciendo una foto del momento del "rescate" pero cuando vi la foto me hizo mucha gracia y me hizo pensar en muchas cosas:
1ª Nosotros muchas veces al igual que Josué no vemos el peligro, nos confiamos en que podemos alcanzar "la pelota" sin sufrir ningún daño. Pero Dios está observando un precipicio por el que podemos caer.
2ª Dios no nos deja. Si se lo permitimos él vendrá a socorrernos en cada momento del camino. Si él nos sostiene podemos estar seguros de que no resbalaremos, ¡por torpes que seamos!
3ª Los bordes no son seguros. Es mucho mejor estar en un lugar en el que sabes que no hay peligro. Evita los lugares que te pueden llevar al precipicio (espiritualmente hablando).
"El cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará de tan grande muerte." 2 Corintios 1:10